Más del 12% de la población mundial tiene 60 años o más. Asimismo, Latinoamérica y El Caribe son las regiones que más rápido están envejeciendo. Se estima que en 2050 los habitantes mayores a 60 años superarán los 2.000 millones a nivel mundial, según ONU; para 2100, los expertos piensan que la cifra incrementará a los 3.100 millones de personas. Lejos de ser una desventaja o crisis, estos números significan desafíos y oportunidades laborales y de consumo.
Con vistas al futuro, sería absurdo para un empleador negarse a incorporar aquel rango etario a su organización. “Este segmento de la población se está convirtiendo en un motor del empleo, crecimiento e innovación”, asegura Reina Irene Mejía Chacón, vicepresidenta del Banco Interamericano de Desarrollo. Incluso, las personas mayores de 60 años generan más del 50% del consumo total en varias economías industrializadas, informa la institución.
La edad ya no representa un límite, porque el talento no tiene edad. “Los mejores niveles de salud, el interés en el contenido [...] y la expectativa de una vida más larga pueden estimular el interés de las personas mayores en seguir vinculadas con el mercado laboral”, así lo comunicó CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) en 2018. Las distintas generaciones presentan diversidad de habilidades; es necesario aceptar, escuchar e incluir a todas para obtener los mejores resultados.
¿Qué tienen para ofrecer las personas mayores? La experiencia, un tesoro que solo se adquiere con la edad. Un breve recordatorio: el conocimiento pragmático se aprehende a lo largo de la vida, en pluralidad de contextos, y no se reduce solo a la educación formal, sobre todo con el acceso a la información in crescendo y la velocidad del desarrollo tecnológico.
Existen algunos prejuicios y estereotipos a derribar: muchas empresas creen que las personas +50 pueden estar desactualizadas en términos tecnológicos y que tienen escasa flexibilidad. Pero la innovación viene de la mano de un concepto clave: aprender es adaptarnos. Por eso, para transformar una organización es primordial aplicar técnicas de entrenamiento como reskilling −formar a una persona empleada para que pueda adaptarse a un nuevo puesto− y upskilling −capacitar en pos de más habilidades y competencias que permitan crecer en su rol actual−. Sin dudas, estas dinámicas propiciarán un mejor rendimiento laboral para la organización que se anima a ser etariamente diversa.
Las reformas en los ecosistemas laborales para que integren a talentos +50 generarán, con certeza, riqueza en las experiencias, rentabilidad, trayectorias y vínculos de liderazgo. Así se construirá una sociedad más conveniente en la que las habilidades digitales sean democráticas en términos intergeneracionales, el mercado laboral sea accesible para todos y haya nuevas oportunidades de inversión, consumo y producción.
Te invitamos a reflexionar sobre los beneficios de incorporar personas de más de 50 años a tu organización. ¿En qué áreas crees que generaría mayor impacto la mira multigeneracional?