A fines de Mayo, el World Innovation Summit for Education y el Global Education Forum, organizaron un foro en la Universidad EAFIT donde se vivenciaron conversaciones y talleres increíbles sobre la innovación educativa, pasando por muchas aristas. Hoy les compartiré algunos insights de un panel en el que participé, donde hablamos y nos preguntamos ¿Cuál es el rol de los diálogos culturales a la hora del desarrollo de habilidades globales?
Tuve el placer de compartir esta conversación con diferentes referentes del mundo educativo que trabajan en diferentes espacios:
Christie Shiau, Directora de la Stevens Initiative en el Aspen Institute.
Alejandro Roldán, Director de Alianzas Estratégicas del Colegio San José de las Vegas.
Odette Yidi, Directora Ejecutiva del Instituto de Cultura Árabe de Colombia.
Dina Buchbinder, Fundadora y Presidenta de Educación para Compartir.
¿Qué función cumple la Educación en todo esto?
Me (y nos) pregunto ¿la educación cumple algún rol o función en promover estos diálogos? ¿Cuál debería ser esa función? ¿Qué espacio debería tener?
Lamentablemente, la norma (no me gusta esa palabra) es que no cumple ninguna función formal de promover este tipo diálogos, pero ya podemos encontrar dentro del aula (y de todo espacio de aprendizaje, ya sea formal o no formal), conversaciones entre estudiantes que podemos catalogar como “diálogos culturales”. Lo que necesitamos es que la institución, la Educación, “tomen la posta” y aprovechen estas conversaciones pre-existentes como oportunidad de hacer explícito lo que está implícito.
Actualmente estos diálogos culturales son un nice-to-have, o sea, algo deseable, que sucede en una fecha o momento determinado (por ejemplo, en Argentina tenemos el Día del Respeto a la Diversidad Cultural), pero debería ser un must have, obligatorio y transversal a las experiencias y trayectorias de aprendizaje. Para ello, como educadores, debemos crear los frameworks y condiciones necesarias para construir espacios seguros de representación cultural, de entendimiento y de debates, donde las personas puedan tener este tipo de experiencias.
Entendamos que “diálogos culturales” no es simplemente venir y contar sobre tu cultura, sino que son una oportunidad increíble para desarrollar y poner en práctica habilidades socio-emocionales como la empatía, la colaboración, la comunicación efectiva, entre otras. Por ejemplo, resolución de problemas complejos. ¿Cómo diferentes culturas resuelven un mismo problema? Los contextos y marcos teóricos seguramente hagan que cada cultura lo resuelva de manera diferente, y explicitar y evidenciar eso en un espacio de aprendizaje suma muchísimo valor generando instancias de aprendizaje significativo.
Ok, ¿y cómo lo hacemos?
Ese es el desafío, ¿cómo rompemos con esta lógica tradicional sobre los diálogos culturales en espacios educativos? ¿cómo lo llevamos a la práctica?
El concepto de la otredad casi siempre es utilizado por la negativa, desde lo peyorativo, pero nos invito a que lo usemos por la positiva, porque al final de cuenta, lo único que tenemos en común, es que somos todos diferentes. Usemos nuestras diferencias como instancias de diálogo y de establecer puentes.
Siguiendo con lo que mencionaba más arriba, estamos en la era de la colaboración, diseñemos espacios colaborativos donde la cultura sea un elemento clave a la hora de resolver desafíos, y así, poner en práctica diversas habilidades.
Pensemos en diversas escalas, y que lo cultural esté tanto en lo macro, como en lo micro. Les comparto un ejemplo de cada uno. Hace unos años en Eidos trabajamos junto a Minerva University, y diseñamos experiencias de aprendizaje para estudiantes universitarios de más de 50 países que estaban realizando sus estudios en Buenos Aires, donde nosotros tomamos la cultura local y la combinamos con la currícula académica. Entonces para los estudiantes de Negocios les hacíamos interactuar con unicornios del sector privado (como Microsoft y Mercado Libre) y con pequeñas organizaciones (PyMES y startups). Lo cultural era parte del macro, transversal a la trayectoria de aprendizaje. Por otro lado, en cuanto a lo micro, desde 2021 colaboramos junto a WISE en su iniciativa Learners’ Voice que apunta a estudiantes de secundarios públicos de Qatar, y en los momentos de recreo/disfrute generaba charlas informales con los estudiantes donde el eje era lo cultural, llevándoles típicos dulces argentinos y ellos me recomendaban dulces de la región árabe que eran similares, o nos mostramos música típica de cada lugar, y hasta diferencias en la crianza musulmana y la crianza judeocristiana. Todas esas pequeñas interacciones generaron momentos de conexión personal que fueron fundamentales a la hora de establecer vínculos de confianza con los estudiantes.
La tecnología como herramienta. Hoy por hoy, a tan solo un click de distancia, un joven puede estar jugando en línea con personas de otros países y regiones. Pensemos a la tecnología entonces como un gran aliado para generar estos diálogos.
Para cerrar, les comparto una frase que dijo Dina durante el panel, que me dejó pensando mucho y que espero que a ustedes también:
“La Educación es como un espejo en el que nos vemos reflejados a nosotros mismos, y como una ventana para mirar el mundo”.
El desafío está, en cómo conectamos esos dos.
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